sábado, 16 de mayo de 2009

Listones

Meditando me acordé de una frase "poner el liston alto"... si la comprenden... k bn.. sino, con confianza, preguntenme... de verdad que no soy mala.... tal vez si un poco psicópata pero no mala :) así k bueno... despues de meditar la frase, terminé de arreglarme y me puse a escribir, y bueno, salió esto, espero les guste, pronto terminaré la parte IX de PdC,,, asi que no se desesperen ;)
♥kiss♥
Ann

Listones.
Acostada en su catre estaba una niña del orfanato, contemplando las figuras que se formaban por la pintura del techo. A los lados, sus amigos dormían placidamente, soñando con soldados, construcciones y juegos de te, pero no ella, no porque no quisiera, sino porque ella no parecía pertenecer al mismo lugar que los demás.
Y así, mientras meditaba, unas campanillas sonaron y un listón de su color favorito apareció justo sobre ella, a una distancia no tan corta como para alcanzarlo fácilmente y no tan lejana para no poder tomarlo.
Estiró su brazo y rozó con la punta de los dedos el listón, así que bajó la mano y lo intentó de nuevo, solo que esta vez el listón estaba más alto. Así siguió intentando cuando tuvo que pararse en el suelo descalza y se percató que sus compañeros también tenían una cinta de colores sobre ellos, pero estaban acostados y enfrascados en alcanzarla que no notaban a los demás, como le acababa de ocurrir a ella. Ella se concentró en la suya y cuando se subió a la cama para continuar vio de reojo a dos niñas que se levantaban para conseguir los suyos y ellas se veían entre sí como saliendo de un trance, las saludó discretamente y siguió con su tarea. Ahora se estaba subiendo al dosel y escuchó la primera voz en toda esa noche.
– ¡Eureka! – había gritado el chico de al lado, pues, a pesar de solo estar sobre el piso, ya tenía el listón verde entre sus manos.
No le importó, el verde no le gustaba, así que siguió buscando formas de atrapar su presa, pero mientras más se acercaba a ella, mas se alejaba.
Poco a poco cada niño y niña conseguían sus cintas y volvían a acostarse a dormir, hasta que solo quedaron tres infantes levantados: una niña más pequeña que ella, un chico al que su pijama le quedaba corta y ella.
Los listones se empezaron a juntar, y ellos los siguieron, apenas se tocaron las cintas roja, amarilla y azul, se enredaron y trenzaron y los niños, el querer atraparlas antes de que escaparan, chocaron.
En ese instante dejaron de estar en el frío dormitorio del orfanato y aparecieron en un salón blanco con muebles de época.
– Son los únicos que lucharon hasta el final por sus cintas, felicidades, son personas que no dejan ir sus sueños, y se imponen retos para alcanzarlos – así siguió el discurso mientras los listones se materializaban en las manos de sus dueños – Nunca olviden que sus metas están tan cerca y tan lejos como lo estuvieron estas cintas, y que la facilidad con la que los consiguen y el tiempo que duren solo es cuestión de ustedes mismos.
– ¿Cuanto tiempo podremos conservarlos? – preguntó la pequeña niña de la cinta azul.
– Todo el tiempo que quieran, y solo los que posean uno podrán verlos – respondió la voz.
– ¿Por qué nos escogió a nosotros? – lo cuestionó el niño de la pijama corta, jugando con su cinta amarilla.
– Yo no los escogí, ustedes lo hicieron – dijo el extraño – aquí solo llegan los que no se cansan de intentar ganar, yo solo les puse el cebo.
– ¿Quién eres? – preguntó ella, la chica de la cinta roja que sostenía su obsequio como si fuera algo peligroso.
– Su conciencia y la de todos, así cada quién me escucha como le es mas fácil, y de una forma distinta, debido a que nadie es igual a otro.
Su respuesta la desconcertó, pero cuando iba a hacer su siguiente pregunta, regresaron al dormitorio. Al llegar, los listones de los demás niños se habían evaporado.
Ellos se despidieron para dormir y ahora, muchos años mas tarde y bastante luego de haber sido adoptados, son personas exitosas que aún conservan sus listones, y que cuando están tristes los sueltan para volver a jugar a alcanzarlos, no es que lo consigan muy seguido, porque se quedan dormidos antes de que el listón llegue al techo, lo que quieren en el fondo es regresar a la habitación blanca y saber por qué ellos, que eran los menos sobresalientes antes, ahora son tan buenos en lo que hacen.
Nada excepto ellos saben de los listones, y con cada logro, son más largos y llegan más alto. Solo ella entendió para que eran, pero no importa, es feliz y exitosa.

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