viernes, 30 de octubre de 2009

Princesa del Cuento. XIX

woha!!

capi nuevo!!!

hoy tuve examen de proba!!!!

y me fue bien!!!

asi que como estoy feliz

les dejo mi nuevo cap!!!

disfrutenlo!!!

Ann

19.

Él volteó a ver los retratos y, a causa de que aún me mantenía pegada a él, pude ver a quienes los adornaban. Gena y Quim aparecían en muchas de las fotos, la madre nunca cambiaba de aspecto, y la hija en determinado momento también dejó de envejecer. Muchas imágenes estaban mutiladas, eliminando algo o alguien de ellas. Pero entre todas solo una llamó mi atención, me separé de Christopher y la examiné; en ella aparecía Gena, más joven de lo que en las demás se veía. La fotografía era única en varios sentidos, era la única donde no estaba Quim, en donde el resto de ambas personas podía mostrar una dicha más grande que del resto… y la única en que aparecía él. Tardé un gran rato en apartarme del retrato, aunque no comprendí el motivo de que esa simple foto de una pareja tomados de las manos en un prado de lilas me había llamado tanto la atención. Me di la vuelta y contemplé a mis tres acompañantes; Quim era inescrutable, su rostro no me dejó ver ninguna emoción. Gena estaba desconcertada, como si desde el principio hubiera querido que viera esa imagen y ahora no reaccionara como debiera. Y Christopher… bueno él solo me sonrió y me abrazó.

– Te lo explicaré más tarde – prometió.

Fue la primera vez que dijo algo así, y la primera en que no me parecía un niño malvado y engreído. Tal vez fue por eso mismo que le correspondí el gesto, pero no entendí que era lo que sentí en la boca del estomago, como si algo malo fuera a ocurrir, tan malo que pudiera borrar el escaso balance de mi vida.

Cuando nos separamos Quim le indicó su habitación y se mostró más amable conmigo. Una vez aclarado que no éramos ladrones o delincuentes, ella dejó de tratarme mal e incluso me hablaba pacíficamente, mucho mejor avance que mi relación con su madre.

Ella me contrajo a su habitación, afortunadamente para mí, este viaje xpress de vuelta a casa me había hecho crecer y ahora tenía más o menos la talla de Quim.

– ¿Prefieres un vestido o un pantalón? – estaba mostrándome ropa que podría quedarme – ¿O una falda?

– Pantalón, gracias, es más seguro viajas con uno que con una falda – ella rió un poco y me enseñó todo el armario lleno de ellos, desde algodón hasta mezclilla, pasando por la seda y el satín – Wow, vaya si son muchos.

– Como dijiste, es mejor viajar con pantalón que con falda – ella seguía sonriendo, pero ahora lo hacía forzadamente – ¿Cómo llegaron hasta aquí? ¿Tienes alas?

No supe si confiarle eso, pero como no tenía una mejor idea para resolver este conflicto opté por decir la verdad.

– Si, ambos tenemos.

– Yo también tengo, ¿sabes? – su voz sonaba nostálgica, pero consiguió mantener la calma y continuar – desde que papá nos manda plasma aparecieron, pero mamá no lo sabe, si lo supiera me correría de aquí, y no sé si papá podría alojarme con él.

– ¿Quién es tu padre?

– Lo viste, es el hombre del retrato que observaste hace rato. Mamá solo la conserva porque aún siguen casados, y la suerte de una familia desaparece cuando no quedan imágenes de un miembro de ella – me explicó – ¿Sabes? Mi padre es una gran persona, de él heredé mis alas, no como mi madre, ella ha bebido plasma y seguido tratamientos, pero ni eso hace que tenga las suyas.

– ¿A qué se dedica tu padre? – por alguna razón que no comprendí, su vida se me hizo más interesante de lo que me hubiera parecido en otro momento. No podía dejar de preguntar.

– Te quedarás a dormir hoy aquí, en mi habitación, mi madre no escuchará nada y podremos conocer más una de la otra – me propuso.

– Claro.

Después me condujo al comedor, donde Gena se había adueñado de Christopher, y Quim adoptaba su semblante inexpresivo otra vez. Comimos, bueno realmente solo yo comí, Gena tomó un vaso de plasma, Christopher bebió un sorbo que le ofrecía ella y Quim me acercó un plato con una sopa exquisita, pero sin tomar nada excusándose con el pretexto de tener dolor de cabeza. Luego me jaló a su habitación y retomamos nuestra conversación.

– Mi padre es uno de los capitanes de la guardia vampírica…

– Kydrin, Vakew y Tide – la interrumpí.

– Vakew es mujer – me corrigió. – Mi padre se casó con mamá antes de la gran guerra…

– ¿La gran guerra? – la corté de nuevo, esa frase me sonaba a como llamaron a la primera Guerra mundial en cierto momento de la historia.

– ¿No la conoces? Claro, debes ser demasiado joven – ella se rió bajito y me explicó – hace unos trescientos años, cuando el rey Fremont acababa de casarse con la reina Antje, el otro lado del universo estalló en guerra, las tropas de soldados estaban en crisis, y los vampiros tenían sobrepoblación, así que el rey y sus entonces comandantes reclutaron a todos los vampiros varones – hizo una pausa dramática, debo aceptarlo, era buena narrando historias – y allí estaba mi padre, recién casado, pero aún así lo enlistaron –, ella suspiró, como si viniera la parte difícil, donde las cosas empezaron a estar inestables, más de lo que ya estaban – luego de que se restableciera la paz, mi padre regresó unos meses y mi madre quedó embarazada de mi, llamaron a papá de nuevo porque estaba una amenaza de guerra que se debía evitar, él no podía negarse, por eso era un soldado de una de las tres tropas vampíricas, tal como estaban las cosas y con todo el trabajo y eso, consiguió ascender a la posición 6 de la tropa de Tide, ya sabes, el gamma, y cuando hubo paz de nuevo había la posibilidad de que regresara a casa, mamá lo quería de vuelta porque yo recién había nacido, pero había llegado muy alto, le había gustado el ejército. Murió el viejo capitán de una tropa, el más fuerte pero el más viejo también, y él esforzó por llegar a su posición, compitieron y se quedó como su sustituto –. Ella tomó aire, lo cual quería decir que la cosas no terminaba así, y aún no me explicaba por qué mi conciencia me decía que todo esto era importante – Además ahora tiene una misión complicadísima, cuida de una princesa, él se fue porque tiene que estar protegiéndola todo el tiempo, es de suma importancia, así que se fue con ella. Por eso mamá no te quiere, porque dice que te pareces mucho a su hermana, la princesa Anelise.

No me la creí, si lo que decía era cierto, Sue era su padre, aunque el que yo conociera y el de la foto fueran totalmente diferentes.

– ¿Entonces tu padre cuida de Irina?

– La princesa Irina.

– ¿Y a ti no te molesta?

– No, sé que es su trabajo – ella no se escuchaba molesta, muy por el contrario, sonaba orgullosa de su padre – pero mi madre no cree eso.

¿Cómo iba a verlas ahora a la cara? Yo fui la causante de que Kydrin dejara a su familia y a pesar de eso, ellas me estaban alojando mientras escapábamos.

– ¿Estás bien? – me preguntó preocupada.

¡Ahora se preocupaba por mí!

– Debo contarte algo, pero es un secreto… – alguien tocando a la puerta no me dejó terminar.

Quim abrió la puerta y al otro lado se encontraba Christopher, él me estaba mirando como si hubiera estado escuchando tras la puerta. Su mirada decía “no digas más de lo necesario”.

– ¿Puedo pasar? – mencionó educadamente.

– No – por su tono de voz supuse que ella volvía a estar inexpresiva.

– ¿Puedes salir, Mai?

– No – ella se tomó la libertad de contestar por mí, como si ahora mismo me tuviera secuestrada.

– ¿Qué quieres? – fui lo mas cortante que pude, si mi instinto estaba en lo correcto, él ya sabía que Sue era el padre de Quim.

– Aclarar las cosas.

Algo que debió ser como una fuerza imán me jaló cuando él dio un paso hacia atrás. Tropecé y un segundo antes de que me estrellara con el piso, él me estaba sosteniendo del brazo.

– Tienes 5 minutos – le advertí.

Traspasamos el umbral y me condujo hasta un gran baño, como si desde ahí no pudieran escucharnos.

– Yo… – él no sabía cómo empezar.

– Adivino, ya sabías que Kydrin es esposo de Gena y sabes que ella me odia – le adelanté.

– No me culpes, primero debes conocer la historia completa – intentó persuadirme.

– Habla, te quedan 4 minutos.

– Cuando llegué aquí, Gena estaba sola, Quim era dama de la reina y no quería volver, además de que tu guardián la acababa de dejar por ir a cuidarte. Yo no me enteré de la existencia de Quim o el papel de Kydrin hasta el día en que me fui, las fotos que viste siempre estuvieron en la habitación de Gena, y ella nunca ha estado dispuesta a hablara de ellas – él me veía a los ojos, pero cada vez que intentaba ordenar sus ideas, su mirada se perdía en los confines de su mente – luego, el día en que me fui llegó Quim y solo me enteré de su nombre y el de su padre, pero nunca la vi, después, las veces que venía me ponía de acuerdo con Gena para que no coincidiéramos.

– Eso no explica que no me hayas contado lo de Kydrin – le reproché.

– No se me hizo correcto divulgar secretos.

– Un hijo no es un secreto – objeté.

– ¿Entonces por qué nadie en el ejercito sabe el parentesco de Quim y el capitán? – me incitó – ¿O por qué me explicas que nunca te las haya mencionado?

– No se había dado la ocasión – intenté defenderlo.

– ¡La ocasión, ahora se le llama así! – dijo sarcásticamente, debo decir que esto se le da naturalmente, luego agregó resueltamente – Bien, solo debemos hacer que lo que le digas a Quim no vaya a llegar a los oídos de Gena.

– ¿Qué hay de ti? – su cara de contrariedad me dio ánimos – ¡Te comportas como si Gena fuera el centro de tu universo!

– ¡Es la única forma de que te permita quedarte!

– ¿Seduciéndola? – me sentía indignada.

– ¿No te das cuenta? – su voz iba subiendo de tono y cada poco se hacía más desesperada – ¡Ella no te soporta! ¡Quiero que te quedes! ¡Solo si deja de hacerte caso es como te dejará en paz!

– ¡No me gusta que estés con ella! – era mi momento de poner todas las cartas que conocía – ¡Parece como si mas que tu amiga fuera tu amante!

Escuché a su cerebro reaccionar, como si cada pieza hubiera sido colocada en el rompecabezas que había estado armándose. Vi como su rostro cambiaba de expresión, poco a poco también él fue acercándose y me abrazó.

– Lamento haberte puesto celosa – ya no veía su cara, pero sentí sus labios en mi cabello – te quiero, y mucho, pero no puedo hacer nada al respecto hasta que no lleguemos a tu casa y vea a tus padres.

– ¿Y ellos por qué?

Él me separó un poco de sí mismo, sin soltarme, y me miró a los ojos.

– Porque te quiero, princesa.

lunes, 26 de octubre de 2009

Princesa del Cuento. XVIII

hola!!

si.. creo que fue un caso extremo de no hacer nada

:P

pero bueno

aki ta...

espero k les guste :P

18.

– ¿Estás seguro de que vive aquí?

Nos encontramos enfrente de una casa de una planta y con un techo bajo. Para llegar a ella teníamos que cruzar un patio llano cubierto de pasto, pude observar que tenía arboles en las orillas del terreno y varios en el centro del jardín/patio junto a un pequeñísimo huerto, había un rio cerca.

Del otro lado de la casa, a la izquierda, había un pequeño establo y otro edificio que si bien parecía almacén, podía pasar también por una pequeña casa.

– Gena debe de estar dentro – me oí decir.

Era de noche y gracias a las luces de las lunas, las estrellas y la casa pude vislumbrar la extensión del paisaje.

– ¿Quiénes son? – sentí un escalofrío, y un arma apuntándome a la espalda.

– Venimos a ver a Gena – respondió Christopher sin volverse. Su voz mostraba calma, por debajo quizá también tenía miedo.

– ¿Quiénes son? – repitió. Ahora que me daba cuenta de que quien estaba apuntándonos era una chica.

– Mi nombre es Christopher y ella es mi amiga Mairi – seguía tan tranquilo como si nos acabáramos de escapar de un secuestro solo para que una chica nos amenazara.

– Caminen – ordenó.

No me hice esperar y avancé un poco insegura hacia la casa. De pronto la voz de mi acompañante rompió el silencio incomodo en que nos habíamos metido.

– ¿Puedo preguntar quién eres tú o tendré que adivinar?

– Haz lo que quieras.

– Eso es imposible – ¡con que pasividad platicaba! – ¿Sabes qué creo? Creo que eres Quim, su hija.

Yo seguí caminando y Christopher también, pero ella se había detenido. Una vez más, él había hecho gala de su brillante intelecto y había acertado.

Wer waren sie? – una voz de mujer sonó desde el interior de la casa. Por pura casualidad supuse que se trataba de Gena. – Mein Gott! Christopher!

Su reconocimiento hizo que la chica de atrás bajara la guardia, el aludido alzó los brazos como si fuera a abrazarla pero sin moverse de donde estaba haciendo que ella cubriera el espacio entre ellos, me morí de celos.

{No debes…} La voz de Sue me sacó ese mal sentimiento… Solo que no era como si la trajera el viento, sino más bien como un viejo recuerdo, uno que ahora se me hacía muy lejano.

– Gena, mein lieb! – ¿era acaso alemán lo que hablaban? Que mal me pareció en ese momento el hecho de ser malísimas en los idiomas – wie lang passierte es?

– ¡Oh Chris! Ich reichte es schrecklich herüber, weil Sie gingen! Ich bin froh, daß Sie zurückgekommen sind – La mujer era muy emotiva, parecía quererlo, y a pesar de que sabía que se comunicaban en un idioma que existía en la tierra, no podía entender lo que dijeron – wie lang hat es, passierte?

Nein.

Was? – Ella estaba alarmada, pero no por eso se descolgó de él – dann das, was Sie hier machen?

– Es wird sein, besser als wir betreten, ist es eine lange Geschichte – ella asintió y lo jaló hacia la casa, además le hizo una seña a la muchacha que nos había dado tan calurosa bienvenida, dejándome abandonada allí.

Apenas dieron dos pasos, Christopher se soltó, disculpó, y me rodeó con un brazo por la cintura, pasando su mano por debajo de la capa.

– No – solo eso entendí antes de que ella se pusiera a replicar frenéticamente en alemán – wird sie nicht betreten, sie sieht wie einander aus zu viel zu ihr, warum brachten Sie es? ist Ihre Freundin? versuchen Sie, zu entkommen? nicht Christopher, sie kann nicht betreten!

– Gut ging ein Vergnügen, Sie wieder, wir müssen gehen – sentí como la energía corria a través de su mano y coincidí en sacar mis alas.

– Nicht Christopher, Sie sollten nicht gehen, sondern sie kann nicht bleiben, verlassen Sie es, das geht, Aufenthalt – ahora sonaba suplicante, ojalá pudiera entenderles.

– Sie kam mit mir, und sie wird mit mir gehen – dijo él terminantemente.

Se dio la vuelta y al instante, el rostro furioso de Gena cambio a tristeza, así que accedió. Hizo además un pequeño ademan y pronunció derrotada.

– Sie gewinnen, sie und Sie bleiben.

Me di cuenta de una cosa muy importante de Christopher, por muy lindo que sea, es un maldito, porque después de eso, él hizo un teatro de deliberación, como si de verdad pensar irse. ¡Ja! Como si tuviéramos más tiempo para buscarnos otro lugar donde quedarnos. Al final “decidió” jalarme, como no queriendo, otra vez, a la casa.

– Después tendrás que traducir para mí – le espeté.

– No, meine Liebe, mientras estemos con ella, y mientras esté celosa, tendrás que ser mi novia – sí, Christopher es un maldito.

Se detuvo y me frenó, adelantándose un paso y colocándose frente a mi, luego bajó su cabeza con un brillo de diversión y resolución en los ojos, me desarmó… me besó en la punta de la nariz.

– Aunque eso te parezca difícil.

Si yo hubiera estado en el lugar de alguna de nuestras anfitrionas, eso podría haber pasado por un beso real, uno que me hubiera condenado a un matrimonio real.

Definitivo, Christopher era un verdadero maldito… Maldito, guapo e inteligente.

– ¿Podrían hablar en español? Ella no entiende mucho los demás idiomas – dijo él.

Me entraron unas ganas incontrolables de golpearlo pero la risa burlona de Gena me hizo palidecer abruptamente. Cerré los ojos y sentí como me ruborizaba y una libera presión por parte de Christopher, como si a pesar de ser un maldito intentara reconfortarme.

Pasamos por el pequeño porche con una mesita de centro y dos sillas mecedoras de un solo eje, entramos por una puerta de dos metros de alto, a modo de que el techo quedaba a medio metro por arriba de ella.

Lo primero que noté es que el interior de la casa no era como lo había imaginado, creo que si una cinta magnética me hubiera transportado y dado un paseo alrededor no me hubiera sorprendido, aun así había detalles, como el color de las paredes o los retratos, de la repisa de la sala, que me hicieron vislumbrar un poco como debió ser todo anteriormente.

– Veo que tu esposo al fin envió remuneraciones ante su ausencia – comentó Christopher muy tranquilo.

– Para nada, sigue tan distante como siempre – luego Gena me miró – y si tienes consideración hacia mí, no lo volverás a mencionar.

– Claro, no quisiera que nos corrieras – dijo él.

– No, Chris… a ti nunca te correría – Gena podría mostrarse encantadora con el príncipe, pero conmigo era como si yo fuera la causante de sus problemas. Era como si cada una de sus palabras destilara veneno y con cada una se hiciera más ponzoñoso su odio, y quisiera borrarme de su mirada asesina que me dedicaba.

– Yo sé, pero siento que no somos bienvenidos.

viernes, 23 de octubre de 2009

hola!!!

hoy estoy buscando pequeños cachorros de animales

aki tan los k mas me gustaron ^^

no es k sea molesta con mis amigos ni nada verdad ^^

espero k les agraden ^^








martes, 6 de octubre de 2009

Especial de Princesa del Cuento

Hola!

que creen!!

tengo sueño!!

y solo por eso les diré algo

una sorpresota

ya casi termino de escribir Princesa del Cuento...

toda

completita

del tipo en que muchos son felices

y otros no tanto

y donde

"lo que no es... ocurre. Y lo que deberia suceder... se les escapa"

asi que

....

lo pienso mandar a una editorial ^^

y probablemente lo borre de aqui...

sorry

mientras

me sigan pidiendo caps

seguire subiendo

sin llegar al final

pero

sino...

tan tán



Ann

^^