domingo, 20 de diciembre de 2009

Princesa del Cuento. XXIII

23.

¡Mairi! el verdadero Christopher estaba frente a mí, tal y como lo había imaginado Anelise me lo contó todo.

¿La besaste? pregunté. Fue lo primero que dije al verlo, intentando no llorar.

No, no reaccioné igual que como pasa cuando estoy contigo.

¡Lo siento! mis piernas no me aguantaron mas y terminé de rodillas frente a él.

No llores, pronto estarás aquí, conmigo intentó consolarme.

Yo no quería, pero Onix, él… mis lamentos se acrecentaron.

¿Te besó? él estaba muy preocupado.

No soy su esposa

dije, lo cual respondía a su pregunta en lo que a él concernía.

Su rostro se relajó en parte, lo que me hizo sentir más culpable y llorar aún más fuerte.

Tranquila, Kydrin está en camino siguió queriendo reconfortarme.

¡No! ¡Christopher, no! Él… él… y yo…

no tuve que decirlo, él lo adivinó, pero a pesar de que esperaba lo siguiente que ocurrió, fue más doloroso verlo de lo que pensaba.

Christopher retrocedió como si yo fuera una paria. Me miró horrorizado y echó a correr hacia la puerta. Tal y como Onix había previsto.

La escena se reconstruyó, la habitación era más grande pero tenía exactamente el mismo estilo en la decoración que la de Christopher.

¡Era Onix! gritó mi madre al verme, se encontraba llorando y yo seguía encogida en el suelo, en la misma posición en la que me había quedado cuando vi a Christopher irse.

Él… él quería que fuera su esposa, pero llegó una tropa y se alteró le conté, por alguna razón se me hacía más fácil contarle a ella mis pesares que a Christopher

yo estaba acostada en la alfombra hablando con Kydrin y Onix me inmovilizó, dijo que adelantaría las cosas, que yo no regresaría tal y como me fui y que no me iba a negar a ser su esposa, y luego… y luego…

Desde el piso había estado mirándola mientras le contaba lo ocurrido, pero llegados hasta este punto lloré de nuevo.

Yo no quería, y él no me obligó casarme con él, pero quería un bebe, y cuando se transformó en Christopher, yo… yo… yo sabía que no era él pero mi cuerpo no me creyó… y luego se fue… seguí resumiendo lo que me había ocurrido, era muy doloroso pensarlo, revivir el pasado, y yo aún lloraba

y cuando le conté a Christopher, él… él…

No pude más, esta vez ni mi mente quería volver a levantarse nunca. ¿Para qué? Estaba tirada en un baño, desnuda, violada, y mi novio creía que era una prostituta que se había acostado con su tío nada más porque si, y que ahora estaba arrepentida.

¿De qué servía levantarme otra vez? De todas maneras no pensaba llegar hasta mi casa, mi abuela estaba muerta, y mi madre me había abandonado como a un perro. Claro que mi nueva madre estaba enfrente de mí escuchándome e intentando protegerme, pero no era igual, ella era como una ilusión para mí. Quien me aseguraba que esto había sido real y que no estaba yo en mi casa justo en este instante soñándolo todo.

Me derrumbé en el suelo. La dama de mis sueños me abrazó, no sé exactamente como, pero lo hizo, intentó reconfortarme. Yo me senté sobre mis talones, incorporándome para poder rodearla con mis brazos.

Ni siquiera reparé en la persona que estaba parada en el umbral de la puerta.

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