entonces se me pasa subir el capitulo y pues... eso...
vale
no se si les guste este o no... pero a mi si.... asi k espero que lo disfruten leyendo, tanto como yo lo hice escribiendolo :)
♥kiss♥
PD: terminé de leer hasta el 3 libro de Vampire Academy, leí la zaga de Crepusculo y Brisingr de la de Eragon, ademas Sangre de Tinta (zaga Corazón de tinta) y ademas tengo que reportar practicas e irme a los conciertos y ensayos.... ¿creen que he estado ocupada?
jajajaja
♥kiss♥
Ann
12.
Después de tantas horas de vuelo, de las pequeñas comidas que había dado, y del reencuentro entre Yurem y Sue, estaba cansada. No físicamente, pero había algo en mi que me pedía un poco de paz.
Ellos habían estado platicando un largo rato y llevaban tanto tiempo sin verse que no quería interrumpir su conversación, aunque por momentos pareciera que iban a golpearse en pleno viaje, estaban bastante tranquilos, sospecho que para que no me preocupara.
Yo iba mirando las estrellas, pensando en que en la escuela nos dicen que hay millones y ellos jamás se plantean estar tan cerca y sin necesidad de trajes espaciales…
Algo sucedía conmigo, de pronto no podía respirar.
– ¿Mairi? – me llamó Sue – ¡Mairi! – gritó después de notar que no respiraba, había hecho que se preocupara – ¿Mairi qué tienes?
No tenia forma de hablar, no sin aire en los pulmones. ‘No respiro’
– ¡Qué tonterías dices, claro que puedes! – me dijo Sue.
– ¿Qué tiene, señorita Mairi? – me preguntó Yurem.
– Solo inhala, como si estuviéramos en
– Eso es absurdo, no necesita respirar – exclamó extrañado.
– Yo lo se, tu lo sabes, pero ella – movió la cabeza en mi dirección – no quiere aceptarlo.
– Señorita Mairi, no necesita respirar, lo hace solo por inercia o la necesidad de percibir olores y sensaciones a través del olfato – intentó explicarme Yurem.
‘¿Yo soy medio humana, recuerdas?’ le dije a Sue.
– Entonces explícame como es que llevas tanto tiempo sin respirar y no has muerto – me retó, pero yo no supe contestar – a menos que estés haciendo trampa.
– ¡Yo no hago trampa! – le solté, pero involuntariamente había tomado aire, así que me contradije a mi misma.
– ¡Ja! Sabía que funcionaría – se burló mi amigo – nos vamos, ya hemos perdido mucho tiempo con tu ataque de pánico.
– Es solo que no había notado que estamos en el espacio y no necesitamos de trajes espaciales para respirar – intenté explicarme.
De improviso los dos empezaron a reírse.
– Llevamos casi una semana volando aquí a más velocidad que una nave espacial terrícola y ¿no te habías percatado de que no necesitamos respirar? – se burló de nuevo Sue.
– ¡Absurdo! – Dijo entre risas Yurem, apoyando así a mi amigo en su burla – qué poco observadora es usted, señorita Mai.
– Ya déjenme en paz – me quejé.
Después de darme cuenta de detalles que cualquier persona diría imposibles, seguí volando, como si nunca hubiera dejado de hacerlo, ‘Tampoco tengo necesidad todavía de dormir’ compartí con mi amigo.
– Te dije antes que eran hábitos malos de humanos – Sue me sonreía – si, amor, humanos…
– Soy medio humana…
– Cada día en el espacio eres más…
– No lo digas – supliqué – si lo dices me harás sentir… anormal.
– ¿Anormal? – Fue Sue quien se quedó callado al escuchar hablar con tanta devoción al chico – Señorita, usted es la princesa, es la persona más normal en nuestro mundo, quien tiene más suerte y más admiradores en toda la unión galáctica, todos están ansiosos por saber como es y como ha cambiado en todo este tiempo.
– Eso me asusta – sin querer reduje la velocidad – ¿y si no soy lo que ellos esperan?
– Eres mucho mejor de lo que todos podrían esperar – me respondió suavemente Sue.
– Si ellos no lo notan, es que están ciegos – agregó Yurem.
– Espero que no se crean todas las mentiras que planean decirles – advertí.
– Prometo no mentir – aseguró Yurem.
– Prometo no salirme de la realidad – dijo Sue con voz de ángel, como si creyera que iba a caer en su trampa.
– Eso no me asegura que no mientas – corroboré.
– Lo se – se encogió de hombros – pero no diré que tienes superpoderes o alas que brillan en la oscuridad.
– Tramposo – le grité – eres malvado, Yurem, relévalo de su cargo.
– Pero señorita Mairi…
– No pienso discutir esto contigo – dije desdeñando a Sue – no quiero volver a verlo en mi presencia.
– Lo que diga, señorita Mairi.
Aceleré el batir de mis alas, esperando escuchar las de ellos o algo, pero el silencio se prolongaba cada vez más.
– ¿Sue?
– ¿Si? – dijo justo a mi lado.
– ¿No deberías haberte ido ya?
– Nadie puede prohibirme visitar a los padres de Yurem, así que vamos en la misma dirección.
– Pero no quiero verte – mi mal humor regresó.
– Eso debiste haberlo decidido cuando llegó Yurem – se rió – ahora estoy en mi deber de guardaespaldas y no harás que decline de mi cargo.
– ¿Es broma, verdad?
– De hecho no – la voz de Yurem justo detrás me sorprendió – al aceptar voluntariamente al capitán al principio de mi misión me deja fuera de sus decisiones futuras, pero si yo lo considero inapropiado, es mi decisión relevarlo o no, aunque hasta ahora ha hecho un buen trabajo.
– ¿Qué? ¿Acaso conspiran en mi contra?
– Velar por su seguridad no es una conspiración, princesa – aseguró Sue.
– ¡Sue!
– Está bien, Mai, pero no salgas con tus barbaridades otra vez si no quieres que tenga que amarrarte para que llegues a salvo con tus padres… – agregó mi amigo.
– ¿Yurem? – intenté que me apoyara él.
– Lo siento señorita Mai, pero en este caso – respondió, ya íbamos por mal camino y ni siquiera habia terminado la frase – aunque sea una locura, creo que el capitán Kydrin tiene razón.
– ¡Conspiración!
Ellos se rieron de mi reacción, pero me limité a acelerar e intentar dejarlos atrás, aunque con el tamaño de las alas de Yurem y la agilidad de Sue era una posibilidad muy remota.
– Princesa berrinchuda – se burló sue, para variar – todo por haberla mimado tanto…
– ¿Mimarme? ¿Quién? ¿Mi abuela? ¿Las MP? – lo reté.
– Tu abuela – aseguró, creo que se calló la última parte de su declaración.
– ¿Sabes quién mas? – le pregunté sin esperar respuesta – recuerdo a un niño que me iba a despertar antes de la escuela para que no se me hiciera tarde.
– Yo no lo recuerdo – Sue se había puesto muy serio.
– Y me llevó las tareas para que no me atrasara cuando estuve deprimida… – recordarlo era doloroso, pero valía la pena.
– ¿Quién? – se aventuró Yurem.
– Ah, nadie, creo que son cosas que él no querría que yo lo comentara – le respondí.
– Nadie quiere que divulguen sus… – se lo pensó acerca de seguir hablando.
– Sigue Sue – lo apremié pero enseguida cambié de idea – ¿Yurem, ya llegamos?
– Ah pues creo que es aquel planeta de allá – no podía estar indeciso, a fin de cuentas era su planeta.
– ¿Aquel verde con franjas naranjas? – intenté adivinar.
– Si, eso creo.
– ¿Y por donde está el paso para mi casa?
– De hecho es un túnel, algo como un agujero negro, que va desde el otro lado del planeta, pasa por su mundo y va al mismo punto pero del otro lado del universo – me explicó.
– ¿Algo como en el triangulo de las bermudas?
– Es exacto como eso, solo que en lugar de atravesar solo un planeta, va por todo el universo – aseguró Sue.
– Bien vamos – les dije – quiero conocer a los padres de Yurem.
Una vez arreglado lo que planeábamos hacer, reanudamos nuestro camino rumbo al planeta de Yurem.
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