lunes, 29 de junio de 2009

Princesa del Cuento. XIII

hola! por fin lo terminé...

iba a hacerlo mas largo, pero luego lo vi completo y me aterré... les subo la primera parte xP

k tnemos detras de la cortina numero 1!

el capi 13!!!

♥kiss♥

Ann

13.

– Maldición – exclamó Yurem al escuchar una alarma lejana – ¡no deberían habernos notado hasta que aterrizáramos!

– Al parecer veremos a tu familia antes de lo previsto – comentó Sue.

– ¿Qué…? – algo iba a preguntar antes de ver a todo un batallón acercarse a nosotros. ‘Un ejercito contra dos militares entrenados y una supuesta princesa…’

– Nada de supuesta – interceptó Sue, sin perder su buen humor.

Un segundo después escuche unos ruidos como si fueran emitidos por un altavoz, eran rítmicos, como si de palabras se tratara, pero en un idioma extraterrestre.

– Es exacto lo que son – me aseguró Sue, una vez que plantee mis dudas en voz alta.

– Deberías de dejar de hacer eso – dije, despreocupándome de lo que se nos avecinaba, puesto que ellos estaban bastante tranquilos.

– Después de la audiencia tendrán que explicarme de que se trató esto – nos advirtió Yurem.

– ¿Qué dicen?

– Advertencias – me contestó tranquilamente Yurem, y luego se dirigió a mi amigo – son soldados de Tide, guardias del planeta, supongo, pero yo se que Tide está en la corte, entonces no hay problema por algún confrontación.

– ¿Y si nos capturan?

– No lo harán – replicó Sue.

No comprendía como es que ellos se mantenían tan calmados, pero era un sentimiento contagioso.

… Yurem?… admirablemente había conseguido comprender una palabra, aunque al ser un nombre no cambia mucho la pronunciación en otros idiomas.

– ¿Te conocen? – le pregunté.

– También los conocen a Kydrin y a usted – lo escuché como un reproche.

… Kydrin?… era otra palabra al aire que reconocí, no me daba muchas pistas, ya que eran los nombres de mis acompañantes.

De momento Yurem les dijo algo en esa lengua extraña y los militares abrieron un camino entre su barrera. Volamos a través de la brecha, y justo habíamos atravesado el batallón de soldados cuando el paisaje cambió abruptamente. Ya no se encontraba enfrente un planeta naranja y verde, sino un paisaje hermosísimo cubierto por montañas y mini lagos entre ellas, atravesado por los rayos solares y de las estrellas que lograban traspasar su atmósfera. Un paisaje mágico, que a pesar de todo, en el punto exacto donde estábamos descendiendo se encontraba un mosaico que, imagino, debe ser la pista de aterrizaje de los vehículos y gente con alas.


Apenas tocamos el suelo, los tres ocultamos las alas. Sue sacó de su mochila una blusa roja, ya que la mía estaba rasgada por la espalda, y una camiseta gris para él.

– ¿Quieres una? – le preguntó a Yurem, señalando la ropa que acababa de ponerse.

– No, gracias – él se puso la camisa blanca que llevaba y se ajustó el resto de su uniforme – ¿Está lista, señorita Mai?

‘¡Claro!’ reaccioné de pronto, ‘desde que Sue arruinó mi blusa antes de venir, no me la había cambiado, no vi la necesidad… y probablemente por eso Ter me había tratado como posesión y Yurem solo me veía de reojo’.

– ¿Mai, apenas te diste cuenta?

– ¿Ah, como crees? – me burlé disimulando, creo sinceramente que no me salió – ¿bueno si, algún problema?

– No – apareció una sonrisa malvada en su rostro – a fin de cuentas, solo te vimos así Yurem, pobre niño, todo el tiempo tuvo pena de mirar directamente a tu espalda y las marcas que dejan en ella tus alas, Ter, un maldito pervertido que casi pidió permiso para que formaras parte de su harén y yo… un pobre militar atado a sus ordenes…

‘¿Ya me dirás por qué no me quieres besar?’ lo interrumpí con mis pensamientos.

– Ordenes, hermosa, no puedo por mis ordenes – me contestó.

– ¿Puedes escuchar lo que piensa? – adivinó Yurem.

– Si puede – me apresuré a responder – pero no todo.

– Más de lo que debería – aceptó Sue.

– ¡Vaya! – a pesar de haberlo deducido por si solo estaba muy impresionado – eso explica las lagunas en las conversaciones que me he perdido.

Ya tenía puesta la ropa, pero por alguna razón seguíamos parados en el mismo sitio en que habíamos aterrizado. A nadie pareció importarle, pero yo sentía una ligera inquietud, como si algo malo me fuera a pasar… y pronto.

– ¡Qué esperamos! – pareció como si él me hubiera leído el pensamiento, cosa que era imposible debido a mis experimentos previos – ¿que vengan a recibirnos?

– No tengo ni idea de donde estamos – me defendí.

– Fuera de mi jurisdicción – dijo Sue – aquí tú eres el guía, y mira que no encontré una palabra mejor.

– Bien, creo que es por aquí – nos avisó el chico.

– ¿Creo? – le dije enseguida.

Escenas simultáneas: apareció una mujer sumamente elegante enfrente de nosotros. Yurem puso cara de espanto y yo di unos cuantos pasos hacia atrás.

– ¡Oh, Yun! – exclamó.

– ¡Oh no! – dijo el aludido, pero como buen caballero puso su mejor sonrisa, o eso pienso que fue, y terminó – ¡Hola mamá!

– ¡Yurem! – sonó como si estuviera enojada, pero habló con el lenguaje de ese planeta.

– Si, mamá – su voz era cansada, y luego siguió medio señalándome – si lo recuerdo, es solo que mi amiga no lo entiende y es una total descortesía dejarla aparte de la conversación.

– Ella se parece… -- ahora me puso un poco mas de atención la mujer y pareció reconocerme.

– ¡Señora mía! ¡Cuanto tiempo ha pasado desde la última vez que la vi! – la interrumpió Sue, cortando así el contacto visual que ella mantenía conmigo – déjeme presentarle a mi amiga Mairi, estamos dándole un paseo mientras termina el confinamiento en la Tierra de la princesa Irina.

– ¿Mairi? – estaba muy extrañada, y luego suspiró – con los rumores que hay de que la princesa Irina va de vuelta a su reino, y además el hecho de que tu eres su guardián, casi pensé que esta muchacha tan linda era ella, perdón niña, pero es que si fueras ella y mi Yun te hubiera visto antes, otra historia sería, tanto que todavía viviría aquí.

– Mucho gusto, señora – fue lo único que se me ocurrió decir – solo que no comprendo a que se refiere.

– ¿No te ha contado Yun por qué se fue de la casa? – bajé la vista, lo cual me ayudó a analizar su persona. Ella lucía un vestido de gala muy entallado color mostaza, y con su tono de piel casi blanco se veía espectacular, además de su imponente presencia era el vivo retrato de Yurem.

– No – susurré.

– No le cuentes – rogó Yurem, que a pesar de ser casi una cabeza mas alto que ella, parecía como si la presencia de su madre lo hicieran volver a tener cuatro años.

– Yo soy la reina de este pequeño planeta y de la galaxia, mis hijos son Yun, Chris y Lil, – luego se dio cuenta de su error y se corrigió – perdón, Yurem, Christopher y Liliam, lamentablemente hoy no se encuentra ella aquí, pues es dama de compañía de la reina Antje y por ahora está con ella, Chris es un niño, solo tiene 16 años. Lo que iba a contarte es que cuando Yun se fue, tenia unos 6 años apenas, y pues como todo príncipe heredero, estaba comprometido en matrimonio con una princesa, y esto no le pareció, a tal grado que se fue de la casa y se unió al ejercito, imagina nuestra sorpresa cuando nos enteramos de que se había autoproclamado Duque y ahora era el teniente Alfa… nosotros ya no podíamos hacer nada y menos cuando el capitán Kydrin – ella dirigió una pequeña mirada envenenada a Sue, pero luego la recompuso y me siguió platicando – lo dejó al mando de la tropa cuando Yun no tenia ni 10 años.

Esto me tomó por sorpresa, ¿desde cuando a un niño se le deja entrar al ejército? ¿10 años como teniente, en que clase de armada se había metido? ¿Entonces los demás también tendrían una corta edad cuando entraron?

– ¿Cuantos años tiene ahora? – opté por plantear mi pregunta menos importante… hasta ahora.

– 23 años cumplidos – me respondió.

‘¿Entonces yo cuantos años tengo?’ le pregunté a Sue.

– 17 en una semana – se apresuró a contestarme.

– ¡No puede ser! – grité.

– ¿Ocurre algo, niña? – me preguntó la mamá de Yurem – ¿tienes 17 años?

‘¡Son 15 en una semana!’ me quejé.

– Más 9 meses del embarazo de tu madre, mas 9 de tu viajecito intergaláctico, mas 6 meses que estuviste con tus padres – recitó.

Haciendo cuentas era 24 meses, dos años. De verdad iba a cumplir 17 en una semana…

– Me confundes.

– ¿Quieren comer algo? – preguntó la reina, como si la discusión acerca de mi edad no hubiera tenido lugar o no fuera importante para ella.

– Si, por favor – aceptó Kydrin – ¿me permite hablar a solas con Mairi un minuto?

– ¡Por supuesto! – ella se colgó de Yurem, le besó la mejilla y lo miró de arriba a abajo, tan protectoramente… como su mamá… y me dieron celos.

– No debes tenerlos – me condujo unos pasos mas atrás, sin que perdiéramos de vista a los extraños que parecían familia – cuando tú llegues a tu casa tendrás a tu madre y a tu padre, sin rencores ni reproches, solo amor, pero en cambio, Yurem sufre porque huyó y dejó de ser príncipe solo porque no podía entrar al ejercito siéndolo, y tomó el titulo que su padre dejó vacante al casarse con su madre, y además eso no es lo que iba a decirte – se interrumpió bruscamente. Tomó aire y mi mano, y la colocó entre nosotros – evita besar a cualquiera.

– ¿Por qué? – ya era mucho no poder besarlo a él y ¿además quería que no besara a otros?

– Aquí, el primer beso de una princesa, en este caso Lil, Anelise o incluso tú, indica su boda inmediata – dejó de mirarme a los ojos y se dedicó a examinar nuestras manos juntas.

Su confesión me resultó abominable.

– ¡Cómo es eso posible! ¿Y si me roban un beso? ¿Y si me caigo y beso a alguien por accidente? – cada vez se me ocurrían mas cosas, y las muy malvadas no querían quedarse solo en mi cabeza – ¿y si mi esposo es un demente y muere?

Solo me detuve porque él no pareció reaccionar, como si lo que acabara de preguntar le resultara muy triste.

– Si es posible, si te roban un beso, o caes sobre alguien o “accidentes”, entonces no pasa nada, pero si entre eso… respondes el beso, entonces si es boda – luego me miró con un ligero brillo de esperanza en los ojos – si él muere, el… hechizo deja de funcionar, así que puedes casarte con quien quieras y besar a quien gustes sin preocuparte por si serás esposa o no de ese.

‘¿Y si te quiero a ti?’

– No debes, no es correcto – sus ojos brillaron aun mas, pero se apagaron al instante.

– No me convence tu explicación.

– No importa, no pienso darte otra – su buen humor regresó.

Soltó mi mano y me empujó a caminar detrás de Yurem y su madre. Pasamos un gigantesco jardín en donde pude distinguir unos enormes pavos morados de medio metro, saludé a una muchacha cuya piel naranja y cabello verde se veían tan suaves como la seda. Varios soldados detuvieron su camino al ver a la reina y se inclinaron, pero al apenas levantarse le dedicaron un saludo militar y una cara de incredulidad por su atuendo a Sue.

‘No se siente tan mal pasar desapercibida’

– No te acostumbres, pronto solo te verán a ti – interrumpió mi improbable sueño.

– ¡Déjame soñar!

– ¿Capitán, que ha sido de la dulce princesa Irina? – la pregunta de la mujer hizo que me detuviera y Yurem también.

– ¡Puedes preguntarlo en la comida, mamá! – insistió el chico desde el lugar en donde se había quedado parado.

– ¡Pero Yun! – ella se dio la vuelta al ver que su hijo no iba a su lado – el capitán Kydrin es su guardián.

– Pero es una misión privada entre el rey Fremont, la reina Antje y él – Yurem seguía a la defensiva.

– ¡Yun! – pude ver que la reina puso cara de horror – ¡Cuándo regreses vas a casarte con ella!

Se hizo el silencio, y mi mente lo procesó al momento. Yurem se habia ido de casa porque no quería casarse… conmigo.

Yurem había bajado la cabeza, derrotado. Kydrin se había mantenido junto a mi pero ahora estaba tenso. Y la reina… bueno, ella no se dio cuenta del frío que recorría nuestras espaldas, el frío de un secreto revelado.

– No regresaré permanentemente… solo es una visita corta porque estamos de paso – las palabras del joven dijeron mas de lo que deberían. Desafortunadamente para nosotros, la reina lo notó.

– ¿No que solo es una visita guiada?

Ella no esperó a que contestara, abrió la puerta frente a la que nos habíamos parado y nos hizo pasar a una estancia que me pareció estilo oriental. No nos detuvimos, concluí que esta sala lujosamente ornamentada no era a donde nos dirigíamos. Dos habitaciones y cuatro pasillos desiertos después, entramos en un salón rectangular, con tres de sus paredes cubiertas por vidrios, la única que era una pared sólida era color crema, y estaba adornada por holanes, tenia unas cinco puertas cafés y cada una con sus detalles propios, nosotros habíamos salido en la mas alejada de la mesa que estaba colocada en paralelo a la pared, la habían puesto en su totalidad para un suntuoso banquete. Las sillas eran de cinco patas, no comprendí como comeríamos si solo estaban los asientos unos 10 centímetros por debajo del nivel de la mesa.

‘¿Cómo una casa tan grande puede estar tan vacía?’. Sue escuchó y se lo comunicó a la dama.

– Es porque se están alistando para la cena – ella seguía teniendo un excelente humor a pesar de todo lo que nos había pasado.

– ¿Qué celebramos? – Yurem seguía un poco escéptico y cohibido, como si todo estuviera planeado y él hubiera dejado de sentirse a gusto en ese lugar – ¿hay algo que no nos hayas contado?

– Nada por lo que tengas que preocuparte, hijo – su madre sonrió infundiéndole valor, y de nuevo los celos empezaron a crecer en mí. En respuesta, Sue me puso una mano en el hombro, como recordándome que eran infundados – solo una visita corta.

– ¿Una visita corta de quién? – el tono de alarma en la voz del muchacho me hizo prever el estado de animo en que se encontraba Yurem.

– ¡Ah, eso no importa! – la señora seguía feliz, pero de pronto se paró y volteó a verme como quien ve a un diamante en bruto, me asustó – niña, ¡mírate con esas ropas! ¡Ariadna! ¡Te necesito enseguida! ¡Ven!

Una muchacha salida de quien sabe donde se materializó junto a la reina, cada una me tomó de un brazo y me arrastraron a una puerta cercana.

Me entró el pánico. ‘¡Sue!’ pensé lo mas fuerte que pude. Mi amigo solo se encogió de hombros.

– ¡Qué no vas a hacer nada por ella! – escuché que le reclamó Yurem.

– Le hará bien estar un rato entre chicas – dijo.

Ya no terminé de ver como peleaban, pasamos por una puerta corrediza y un laberinto de pasillos hasta que lograron perderme.


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