tenia flojera y cosas que hacer, asi que solo les paso un poco de lo que llevo, pero ya voy en pagina 20 de mi libreta, de 80 que llevo escritas... bueno luego subo otro poco.
disfrutenla!
6.
“Buen día, Lo” decía Juno mientras su amigo le abría la puerta de su auto, un convertible negro de modelo antiguo, pero muy pulcro y muy cuidado. A ella le había gustado su auto desde que lo había comprado pero él no lo sabía “¿Cómo dormiste?”
“Buen día… Juno”, de nuevo parecía que le costaba trabajo pronunciar su nombre “Bien, gracias ¿y usted?”
“Bien, también, gracias”
Todo el camino se la pasaron callados, cada uno en sus asuntos; Lorre dedicado a llevar a salvo a la chica que iba a su lado en el auto y Juno viendo la carretera, pensando en como iba a atormentar a la gente ese día.
“A las tres, ¿verdad?” Lorre interrumpió los pensamientos de Juno, justo en el momento en que imaginaba una explosión caótica en el laboratorio.
“Si, claro” respondió aún viendo una salida precipitada del aula imaginaria.
“Bien, entonces, nos vemos en un rato”
Esa era su gran despedida.
Jamás había sido bueno con esa parte de las conversaciones, pero, ya no podía hacer nada al respecto.
“Nos vemos, Lorre” dijo ella bajándose del automóvil de su amigo.
Entrando en la escuela, una niña, de primero según lo pudo notar ella, a la que no había visto en sus dos largos días de estancia en la escuela, le preguntó si el chico con el que iba tenía novia. Y Juno le contestó que no sabía, cosa que era verdad.
Ella siempre le contaba sus problemas, pero no recordaba haber escuchado algo parecido que él le contara de su vida. Que egoísta había sido, pensó Juno acerca de sí misma.
“Buenos días, señorita Jut”
¡Oh, no! De nuevo él. ¿Qué es lo que quiere? ¿Qué seamos… amigos?, pensó Jun.
“Buenos días” dijo ella, para callar la vocecita en su cabeza que repetía como en eco ‘amigos’, peleándose con otra vocecita que se seguía preguntando si de verdad Lo no tenía novia.
“Jut”
¡Otra! ¿Qué no iban a dejar en paz su día?, pensó ella.
“Así que alardeas con el seño Nereo Jut” Nadia hizo una pausa para dejar que su comentario hiciera efecto y prosiguió “aun pienso que es muy sospechoso que se apelliden igual dos personas que no tienen nada en común” hizo otra pausa, ¿qué clase de persona hace pausas tan largas entre frase y frase? “te viene a dejar un modelo de pasarela… y por si fuera poco, quieres ligarte a Apolo Sykes… ¿quién te crees?... ¡Ni siquiera eres lo suficientemente popular para dirigirle la palabra!” terminó por fin la chica.
Juno, entre una de esas pausas, casi le dice la verdad, pero siguió esperando a que terminara de hablar, a pesar de todo, tenia un poco de modales que le intentaron enseñar cuando era pequeña.
“Lo que haga o deje de hacer, no es asunto tuyo” se dio la vuelta y entro a su salón de clases.
“¡Hey Jut! No me dejes hablando sola, ¡JUT!” gritó Nadia.
Juno pensó que parecía más loca de lo que sus compañeros de clases pensaban sobre sí misma.
“Señorita Samsa, no grite en mi clase” le advirtió la profesora “Váyase a su grupo y señorita Jut, no quiero pleitos en mi hora, ¿entendido?”
“Por supuesto, profesora Xana, pero yo no la traje” le dijo Juno, aunque, después de salirse en su clase dos días atrás, y ponerla morada de coraje, no creía que le hubiera hecho caso.
“Buen día, Lo” decía Juno mientras su amigo le abría la puerta de su auto, un convertible negro de modelo antiguo, pero muy pulcro y muy cuidado. A ella le había gustado su auto desde que lo había comprado pero él no lo sabía “¿Cómo dormiste?”
“Buen día… Juno”, de nuevo parecía que le costaba trabajo pronunciar su nombre “Bien, gracias ¿y usted?”
“Bien, también, gracias”
Todo el camino se la pasaron callados, cada uno en sus asuntos; Lorre dedicado a llevar a salvo a la chica que iba a su lado en el auto y Juno viendo la carretera, pensando en como iba a atormentar a la gente ese día.
“A las tres, ¿verdad?” Lorre interrumpió los pensamientos de Juno, justo en el momento en que imaginaba una explosión caótica en el laboratorio.
“Si, claro” respondió aún viendo una salida precipitada del aula imaginaria.
“Bien, entonces, nos vemos en un rato”
Esa era su gran despedida.
Jamás había sido bueno con esa parte de las conversaciones, pero, ya no podía hacer nada al respecto.
“Nos vemos, Lorre” dijo ella bajándose del automóvil de su amigo.
Entrando en la escuela, una niña, de primero según lo pudo notar ella, a la que no había visto en sus dos largos días de estancia en la escuela, le preguntó si el chico con el que iba tenía novia. Y Juno le contestó que no sabía, cosa que era verdad.
Ella siempre le contaba sus problemas, pero no recordaba haber escuchado algo parecido que él le contara de su vida. Que egoísta había sido, pensó Juno acerca de sí misma.
“Buenos días, señorita Jut”
¡Oh, no! De nuevo él. ¿Qué es lo que quiere? ¿Qué seamos… amigos?, pensó Jun.
“Buenos días” dijo ella, para callar la vocecita en su cabeza que repetía como en eco ‘amigos’, peleándose con otra vocecita que se seguía preguntando si de verdad Lo no tenía novia.
“Jut”
¡Otra! ¿Qué no iban a dejar en paz su día?, pensó ella.
“Así que alardeas con el seño Nereo Jut” Nadia hizo una pausa para dejar que su comentario hiciera efecto y prosiguió “aun pienso que es muy sospechoso que se apelliden igual dos personas que no tienen nada en común” hizo otra pausa, ¿qué clase de persona hace pausas tan largas entre frase y frase? “te viene a dejar un modelo de pasarela… y por si fuera poco, quieres ligarte a Apolo Sykes… ¿quién te crees?... ¡Ni siquiera eres lo suficientemente popular para dirigirle la palabra!” terminó por fin la chica.
Juno, entre una de esas pausas, casi le dice la verdad, pero siguió esperando a que terminara de hablar, a pesar de todo, tenia un poco de modales que le intentaron enseñar cuando era pequeña.
“Lo que haga o deje de hacer, no es asunto tuyo” se dio la vuelta y entro a su salón de clases.
“¡Hey Jut! No me dejes hablando sola, ¡JUT!” gritó Nadia.
Juno pensó que parecía más loca de lo que sus compañeros de clases pensaban sobre sí misma.
“Señorita Samsa, no grite en mi clase” le advirtió la profesora “Váyase a su grupo y señorita Jut, no quiero pleitos en mi hora, ¿entendido?”
“Por supuesto, profesora Xana, pero yo no la traje” le dijo Juno, aunque, después de salirse en su clase dos días atrás, y ponerla morada de coraje, no creía que le hubiera hecho caso.
1 comentario:
Me cae muy mal la chetita insoportable ¬¬
Jejeje ^^
Espero la siguiente parte, por supuesto.
Un saludo Srta Violinista ^^
Nay
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