viernes, 3 de julio de 2009

Princesa del cuento. XV

hello People!!!

^^ ya estoy de vacaciones!!! ahora si les podre subir capis mas constantemente

hasta el 10 de julio

^^

jeje

disfruten este

♥kiss♥

Ann

15.

Un joven vestido totalmente informal, como si de pronto hubieran llegado visitas y le hubieran pedido que tocara un poco, era el que interpretaba. Me encontraba recargada del umbral de la puerta cuando escuché un mínimo desliz que, al tratarse de una de mis obras preferidas pude notar, y voltee enseguida a verlo, pero él estaba muy concentrado en su música tanto que estaba segura, ni siquiera había notado mi presencia en la habitación. Eso era bueno si contamos que yo no debería estar ahí, y menos con un vestido que no era mío y aspecto de quien sabe que.

Apenas terminó de tocar esa pieza, le siguió una versión corta del lago de los cisnes de Tchaikovsky, decidí cerrar los ojos, y no es que me estuviera aburriendo, sino que las imágenes que veían mis ojos no iban acorde a lo que pasaba por mi mente, excepto la del virtuoso que acariciaba las cuerdas del violín como si de tersa piel se tratara. Increíblemente, mi mente divagaba en ríos de luz y calor, creados en parte por el sonido del instrumento, el muchacho que tocaba y mi imaginación veloz. Fantástico, realmente jamás pensé sentir eso en un concierto que no tuviera un coro.

Cada vez que cambiaba de pieza, mas color aparecía, pasaron muchas obras que conocía, muchas mas que no, y otras que ni siquiera imaginaba que pudieran ser escritas y mucho menos interpretadas por un solo instrumento. Todas fueron de mi agrado, como si las hubiera escogido exclusivamente para mi.

‘Solo una coincidencia’ me dije, eso era lo mejor, dado que una vez siendo princesa toda debería ser como yo quisiera, pero si tenía que ser todo así, ¿cómo iba a haber variedad de opciones?

Dejé de preocuparme y me volví a sumergir en el universo en que el chico había creado inintencionalmente para mí. Eso me bastaba por un rato.

Hubo una pequeña pausa para que el intérprete se relajara y diera una gran demostración de su habilidad. No me molestó, pero seguí pensando que tal vez él ni siquiera se habría fijado en mi, que era lo mas probable tomando en cuenta de que tal como estaba arreglada, era bastante raro no saber ni siquiera como me veía en este momento, no quise abrir los ojos para cerciorarme si tenia o no razón.

Me encontraba disfrutando de un segundo de paz cuando a alguien se le ocurrió mencionar que era la última pieza que el muchacho interpretaría porque estaba muy ocupado y debía alistarse.

Era una pieza veloz, si lo comparara con la altura… me da vértigo de solo pensarlo, pánico mas bien. No conozco mucho de violines, pero se que si hay movimientos en la mano izquierda, o sea cambios de posición, y si se combina con la velocidad, debe tener cierto grado alto de dificultad.

¿Ya lo comenté, no? Era un virtuoso violinista, tenía la mayor destreza que conocía, sus dedos dejaron de verse sobre las cuerdas en cierto momento, porque parecía que la velocidad a la que iba nunca era suficientemente rápida como para detenerse, porque revoloteaban creando un mar de notas en la perfecta sinfonía de sonido.

Cerré mis ojos y me dejé llevar por la melodía, quería ver lo que lo inspiraba. Me imaginé una abeja, por muy loco que parezca es lo que apareció en mi mente. Vi la simpleza con que se desplazaba y el pánico que se creaba para todos los que la veían.

En general, intimidante, los dedos del ejecutor se hacen invisibles cada vez más, creando espasmos a todo el que lo ve, y él está tan concentrado o abstraído mas bien, que olvida que tiene público que lo admira por su magnificencia.

La obra aun no acababa, pero esta era la última que iba a presentar. Después de semejante demostración quién no estaría cansado, y aun así creo que se ve magnifico, incluso con unas gotas de sudor perlando su frente.

Terminó. Nunca pensé que ver un concierto fuera entretenido, casi siempre son señores viejos con cara de gruñones los que he visto tocar donde francamente es muy aburrido, su mismo aspecto le quita interés a lo que interpretan, pero no este chico, él me hacía sentir a gusto, podía sentir su música e incluso imaginar lo que alguien quiso expresar cuando la escribió, era mágico, pero había terminado.

El joven estaba agradeciendo a algunas personas, aún con el violín en mano, pero yo era invisible para él. Decidí que como la demostración había terminado era hora de hacer acto de presencia en la cena, que debió haber comenzado desde hace mucho rato, y como estaba tan absorta por el joven de cabellos negros y con un pequeño fleco desordenado y disparejo que cubría en gran medida sus ojos sombríos y hundidos, que no había notado pasar el tiempo.

Mientras me retiraba y comenzaba a caminar, pensé ‘Tal vez si estuviera en mi casa, mas bien en mi planeta, vestida así habría causado un revuelo por donde pasara, pero no aquí, ese chico ni siquiera me miró una sola vez’

No había sido ni vista ni oída, y aunque no tenia ni idea de cómo llegar al salón, seguí caminando. Me perdí.

Había dado con el salón en donde tocaba el chico guiada por mi instinto y su música, pero ahora los dos me habían abandonado. Una alerta se encendió en mi cabeza, retrocedí unos pasos y empujé una puerta que creí era la que conducía al salón. Mi corazón se paralizó y reanudó su marcha a toda velocidad.

El mismo joven de unos momentos antes estaba de espaldas a mi casa y sin camisa, tenía los músculos muy torneados, como si hiciera ejercicio regularmente, de hombros ligeramente anchos y su cuerpo iba estrechándose mientras mas se acercaba a la cintura, pero eso no fue lo único que me llamó la atención, sino que justo en los omóplatos tenía unas cicatrices negras, como las mías, dejadas por las alas. Debido al color intenso que presentaban, acerté en el color que adoptaban.

Cuando saqué esa conclusión, él notó mi presencia y me miró acusadoramente. Bajé la mirada y eché a correr por los pasillos, queriendo con toda mi alma encontrar el comedor e irme de una vez de ese maldito lugar.

Detestaba la forma en que él me había mirado, como si fuera lo más repugnante que hubiera visto en su vida, o como si quisiera matarme. A pesar de todo no podía dejar de pensar en él, en su música… y en sus alas negras.

Choqué con algo, al parecer no estaba prestando atención siquiera a lo que estaba enfrente de mí, pero tampoco había escuchado a una pared quejarse o visto a una estatua abrazarme, alcé la vista para ver quién había recibido el impacto.

– ¡Yurem!

– ¡Mairi! ¿Dónde estabas? ¡Llevo mucho tiempo buscándote! – me reclamó.

– Me perdí – estaba asustada y sin ganas de discutir con él, además de que por fin me había llamado solo “Mairi” y no “señorita”.

Él me abrazó con fuerza y me condujo al salón, pero justo antes de abrir las puertas. Sue lo había puesto al tanto para que evitara cosas que lo hicieran parecer mas que mi amigo, pero aun así…

– Deja de temblar o pensarán que has visto un fantasma – él me besó en la frente.

– ¿Ya llegaron? – dejó de importarme el atractivo joven que había visto, sino los padres que tenía y aún no conocía.

– No, pero no creo que tarden, mi padre fue a esperarlos en la pista de aterrizaje en donde llegamos nosotros – me dijo mientras se paraba derecho, tal como si fuera a hacer un saludo militar.

Hasta ese momento no me había dado cuenta de lo elegante que iba, con un smoking negro y una camisa demasiado blanca. Se veía muy atractivo, y yo… aun no me había visto en un espejo.

– Hora del show – anunció sujetando mi mano y pasándola bajo su brazo, como solo lo había visto en las películas del siglo pasado.

Avanzamos un paso y el abrió la puerta para dejarme pasar. Ahora la mesa estaba ocupada, la cabecera estaba vacía, además del asiento de la derecha y el siguiente, al otro lado estaba la reina y junto a ella se encontraba el de Yurem, de ahí en adelante no había nadie. Después de los dos continuos a la cabecera de la mesa, Kydrin me miraba con cautela recargado en el respaldo de su silla.

Yurem me llevó al lugar continuo a Sue, supongo que los demás espacios vacíos eran para los que venían de visita. El chico jaló mi silla y Sue como buen caballero se puso de pie, luego me acomodé en mi lugar. Fue muy halagador, pero es probable que este acto de cortesía de mi nuevo amigo se repetiría muy constantemente después de que revelara quién era en realidad. Suspiré.

Ellos me comprendieron cuando apoyé mis codos en la orilla de la mesa y acomodé la cabeza sobre mis palmas. ‘Será agotador ser la princesa Irina…’

~Todo saldrá bien~ me consoló Sue desde mi cabeza. Aun no habíamos tenido tiempo de platicar frente a frente de esta nueva forma de comunicación, pero sabía que él estaba al tanto.

Yurem ya estaba en su sitio, exactamente donde lo había imaginado. Cerré los ojos e imaginé que me encontraba en casa, lejos de todo este jaleo y sin preocupaciones.

Escuché una puerta abrirse y cerrarse, alguien con una respiración entrecortada y pasos rápidos y constantes que se detenían en un ponto cercano. Luego jalaron una silla. No valía la pena abrir los ojos.

De improviso, unas trompetas anunciaron la llegada de los reyes y mientras abría los ojos, me paraba y miraba al punto donde habían salido los sonidos estridentes de presentación.

Varias cosas pasaron al mismo tiempo. La madre de Yurem gritó “Lil”, mi madre, o más bien la mujer de mis sueños, gritó “Irina”, y además todas las luces se apagaron y la oscuridad cayó sobre nosotros y por último lo más espeluznante:

Alguien había tapado mi boca, bloqueado mi comunicación mental con Sue y me había llevado hacia algún lado. Estaba indefensa. Solo pude intentar sacar mis alas, pero fue en vano, estaban como atascadas. Ahora la oscuridad estaba dentro de mí y las luces habían dejado de existir.

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