lunes, 11 de enero de 2010

Princesa del Cuento. XXVIII

28.

Estaba en su habitación y él aún no regresaba.

Christopher, Christopher.

¿Qué hacía ahí? En este espacio que habia sido suyo, en donde estaba su aroma esparcido por todo el lugar, inundando mis sentidos. Pero aun así tenia algo importante que decirle. Aunque no sabia con las palabras exactas que debiera usar.

¿Por qué tenias que dudar? ¿Por qué?

No iba a decirle eso, no ahora que mis sentidos estaban tan sensibles en estar forma no del todo física.

Ya iba a retirarme a los confines de mi mente y él llego desesperado, cuando me vio su rostro se llenó de alegría.

Te amo me dijo con convicción.

Tú no amas a nadie dije mintiendo incluso a mi corazón.

Te amo

repitió.

Mi corazón estaba de fiesta, cada vez que de sus labios salía mi nombre, cada una de las veces que me miraba lo hacía con amor… excepto una. Excepto la noche anterior, en la que más lo necesitaba, él me había visto aterrado, como si fuera una paria, una puta que se acostaba con quién se le paraba enfrente.

Tú no me amas, si me amaras…

mis palabras fueron más cortantes de lo que esperaba.

¡Muérete! Casi le dije, pero incluso siendo él no iba a deseárselo, no le daría esa satisfacción. Si me amara no me habría mirado así.

Te amo a ti ¿acaso creía que con eso iba a hacer que volviera con él?

No, no me amas, solo estas obsesionado, como Onix, y una vez que consigas lo que quieras… me dejarás igual que él, terminé en mi cabeza.

Te amo ¿acaso no se cansaba de mentir?

Yo no

mentí, ya no podía mas, volví a mi cuerpo, lloré. Luego sentí como la ventana se abría.

Por la forma desmedida en que mi corazón empezó a palpitar, deduje que era Christopher. Tomé aire, conté hasta 100 y luego me levanté y voltee a verlo.

¿Qué haces aquí?

Tenemos que hablar.

¿Ah claro, no? ¡Hablar! Como si la última vez que hubiera intentado que habláramos no hubiera terminado siendo un fracaso.

Desperdiciaste tu oportunidad de hablarme cuando te negaste a escucharme le reproché. Se lo merece por hacerme desdichada.

Te amo ¡Cállate Christopher! ¡Cállate y vete de aquí!

iba a gritarle, pero a pesar de todo me contuve y giré mi cabeza.

Te lo dije antes y te lo diré ahora, no te amo, ahora vete.

Casi estoy segura de que mi corazón se detuvo, mi alma entera se negó a creer lo que mi boca acababa de decir. Él estaba a mi lado, sus manos tenían mi rostro.

¡Te amo!

gritaba cada partícula que él rozaba.

No me iré hasta que no me lo digas mirándome a los ojos

dulce aliento, ¿por qué no estás en mi boca en vez de estar desperdiciándote en palabras absurdas?

Casi lo digo, pero el recuerdo de él huyendo volvió a mí. Era mucho odio convertido en el más profundo de los suplicios. Una de las peores venganzas.

No te amo, Christopher logré articular, decir su nombre hacía que me doliera el pecho de solo pronunciarlo y más lo que estaba a punto de blasfemar, incrementaba mi dolor por unos cientos más

No te amo… y voy a casarme con Yurem.

El dejó su boca abierta de puro asombro. Prefiero que piense que lo dejo por su hermano a que se entere de que es justo para olvidarlo.

No si yo lo permito.

Oh mi Christopher, si tan solo me besaras ahora como claramente tus ojos lo deseaban. Si tan solo te dejaras llevar por tus impulsos en vez de esperar a que otro se aprovechara de mí.

Lo siento, meine Liebe no lo dije, pero lo articulé, si él no hubiera visto le daría la esperanza que con toda mi alma intentaba arrebatarle

¡Iván! ¡Guardias!

Iván era el guardia al mando en ese momento para cuidarme, es un gran chico, me agrada, pero… No, estaba decidida a olvidarlo.

Él se fue al instante en el que Iván, otro chico y Yurem entraban. Yo lo abracé.

¿Qué ha pasado? susurró en mi oído.

El peor de los sueños si, uno en el cual la esperanza intentaba matarme.

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